En mi opinión, la educación que reciben los niños marcan lo que serán y lo que harán en el futuro; y es responsabilidad de sus maestros, de sus educadores, de sus familias, de la sociedad y del gobierno, garantizar una buena educación en la que no sólo se trabajen los contenidos, los datos y la información; sino en la que se fomente el compañerismo, la tolerancia, el respeto, en la que se forme a personas críticas, autónomas, capacitadas para afrentar la sociedad actual.
Pero la escuela no se está adaptando a los cambios de la sociedad (que por otro lado, son muy rápidos), por lo que nos encontramos con escuelas como la que plantea esta viñeta de los años 70.
Francesco Tonucci 1970
Para ver la viñeta más grande (y no descuadrar el blog), click AQUÍ.
Tonucci en esta viñeta nos presenta la escuela como una fábrica. Una fábrica en la que los niños entran siendo diferentes y salen siendo iguales, pero sólo los que son válidos salen por la “puerta de la carrera, el bienestar, la cultura, la dignidad y el poder”; porque podemos ver como previamente la fábrica que es la escuela se encarga de deshacerse de los que “no están a la altura” de ser los clones que la sociedad espera, además, marca en el cartel, que esa salida es la que lleva directa a “las clases diferenciales y especiales, los retrasos, el trabajo de menores, las drogas, el bar, y la ignorancia”
Vemos como los alumnos, al entrar, son despojados de las cosas que marcan sus diferencias, para luego recibir inyecciones de datos en la cabeza, que les llevarán a la sociedad.
También creo que es importante destacar la no-comunicación entre los trabajadores; podemos ver a uno de ellos controlando todo desde arriba y otro algo más abajo, marcando que su puesto es inferior, pero no hay posibilidad de diálogo u organización entre ellos más allá de lo establecido.
Y otro punto a destacar es el cartel en el que dice “prohibida la entrada al personal ajeno: padres, periódicos, trabajo, política, sexo, cultura popular”. Es decir, la escuela se encuentra aislada de factores externos que son esenciales para el desarrollo de los menores.
Lo más preocupante es que esta situación la encontramos aún a estas alturas, pese a que la viñeta fue dibujada en 1970.
Y cada vez peor, gracias a que el sistema educativo está más preocupado en quedar bien ante los medios que en ser útil para sus "usuarios".
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